Hipotecas que nos resultan insostenibles, deudas que no podemos afrontar, acumulación de impagos...Afortunadamente, el mercado financiero ha diseñado varias fórmulas para evitar que los consumidores en apuros caigan en el incumplimiento del pago de sus cuotas hipotecarias o crediticias como la refinanciación de deudas. Vamos a explicar algunas de las opciones que podemos barajar actualmente.
Refinanciar prestamos. Esta opción ha sido diseñada para quienes necesitan modificar las condiciones de la deuda contraída con su entidad financiera para poder hacer frente al pago de la misma. Es decir, para no entrar en el circulo vicioso de los impagos. Si nuestra situación económica o laboral ha dado un giro de 180 grados y nos vemos, como suele decirse, “con el agua al cuello”, siempre podremos negociar con nuestro banco la reducción de la cuota, del plazo de amortización, de los intereses (o cambiar estos de fijos o variables), etc.
Existen tres alternativas de refinanciación: el mencionado cambio de condiciones que podremos negociar con nuestra entidad, y que se denomina también novación; el cambio de entidad con el fin de mejorar esas condiciones (subrogación) y la posibilidad de unir varios créditos en uno solo o reunificación, de la que hablaremos en el siguiente punto.
En la primera opción, tendremos que atenernos al pago de comisiones por cambio de contrato, en la segunda, a la comisión de apertura del nuevo crédito y a la de cancelación de antiguo, por lo que debemos sopesar bien el coste total de la operación para cerciorarnos de que, finalmente, nos compensa. Además, en el caso de la subrogación, no podremos llevar a cabo la operación si nuestro banco o entidad esta dispuesto a igualar la oferta o mejorarla.
La reunificación de deudas representa la opción más idónea para todos aquellos consumidores obligados a afrontar el pago de varios préstamos a la vez. Esta opción nos permite agrupar todas nuestras obligaciones (devoluciones de créditos, préstamos personales, hipotecas, etc.) simplificando así el proceso de pago, pues tan solo tendremos que responder a una cuota mensual que, además, suele ser inferior a la suma de todas las cuotas que venimos arrastrando
¿Dónde está el truco? ¿Pagar de forma más cómoda y asumiendo menos costes…? No puede ser tan sencillo. Efectivamente, se reduce la cuantía económica de la cuota pero se incrementa el plazo de amortización y, con este, los intereses. Es por esa misma razón que la opción de reunificación tan solo es aconsejable en determinados casos.
Además, al vernos obligados a rescindir nuestros antiguos préstamos en pro de la opción unificada, deberemos asumir los gastos de cancelación anticipada y los de apertura de un nuevo producto financiero. Las deudas a reunificar pueden haber sido contraídas con el mismo banco o con diferentes entidades y podemos gestionar su reunificación mediante la financiera con la que tengamos contratados la mayoría de nuestros préstamos o a través de una empresa especializada independiente (también denominadas mediadoras o reparadoras) que, claro está, nos cobrará por ello.
En cualquier caso, la opción de alargar en el tiempo el pago de nuestras deudas o de asumir ciertos costes añadidos siempre será mejor que dejar de hacer frente nuestras obligaciones crediticias, esta ultima opción podría complicarnos muchísimo la vida. En Doctor Dinero, te animamos a que, si estás en apuros, solicites consejo sobre la posibilidad de utilizar alguna de las vías descritas anteriormente a tu entidad bancaria o experto financiero.
Y a que, por otra parte, si vas a solicitar un nuevo préstamo, hipoteca y crédito, lo hagas con cabeza, a sabiendas de que podrás devolverlo dentro del plazo establecidos. De hecho, existe una basta oferta en el mercado y herramientas como nuestro buscador financiero te facilitarán la tarea a la hora de encontrar el producto que mejor se adapte a tus posibilidades, para que no tengas que correr riesgos.